martes, 16 de septiembre de 2014

Sobre la compra de Minecraft por Microsoft

Microsoft ha adquirido Mojang por 2500 millones de dólares. El estudio ha confirmado la compra y la cifra y el propio Notch ha ofrecido su explicación al respecto, en mi opinión, totalmente comprensible.

Lo que no termina de parecer comprensible es por qué Microsoft se ha gastado esa millonada en comprar la compañía. Por poner las cosas en perspectiva, los ingresos del Real Madrid de todo el año anterior suman algo menos de 674 millones de dólares. ¿Qué tiene Mojang para merecer tal desembolso?

Pues básicamente dos cosas (y de ahí el título): Minecraft y su comunidad. Pese a lo que pudiera parecer a primera vista, Minecraft es el tercer videojuego más vendido de la historia. Sólo por detrás de Tetris y Wii Sports, que venía incluido con Wii. Más de 54 millones de personas han comprado un juego que, en su versión para PC, ni siquiera está en plataformas de descargas populares como Steam u Origin.

Lo primero que se le viene a uno a la cabeza es que lo convertirán en un futuro exclusivo para sus sistemas, especialmente Xbox One, a la que un bombazo de este calibre le vendría de perlas para ponerse a la par de PS4. Sin embargo, el propio Phil Spencer ha confirmado que seguirá siendo multiplataforma.

Entonces, ¿se han vuelto locos?

Ni mucho menos.

Mi teoría es que esta gente quiere convertir Minecraft (o Minecraft 2) en un MMO (Multijugador Masivo Online).

Por una parte, Microsoft tiene experiencia de sobra montando tanto infraestructuras para juego online (Xbox Live) como computación en la nube (Azure). Por otra, Minecraft es un juego que puede adaptarse como un guante a ese concepto: un mundo virtualmente infinito, posibilidad de juego colaborativo y competitivo, el actual modo aventura que introduce ciertos aspectos de RPG en el juego... ¡incluso tiene multijugador mediante servidores locales! Ahora imaginemos eso a gran escala y potenciado, con más elementos de rol y con ciudades enteras creadas por los propios jugadores, todos dando forma a un mundo creado por ellos mismos. Le añadimos zonas donde no se pueda destruir el trabajo de los demás y ya tenemos el bombazo.

Es bueno incluso para monetizarlo; pueden usar cuotas mensuales, al estilo de World of Warcraft. Pueden usar cuota única, pueden optar por un modelo de micropagos por algunas ventajas (mejores materiales, herramientas, zonas para poder construir sin que otro te destroce tus creaciones); pueden incluso hacer como Valve con juegos como Team Fortress 2 o Counter Strike Go: un mercado controlado por ellos donde los jugadores puedan comprar y vender sus propios objetos, construcciones, materiales, etc. y Microsoft se lleve una pequeña comisión por cada transacción. Lanzar eventos competitivos o cooperativos para optar a ítems exclusivos... las posibilidades son casi infinitas, y varias de ellas garantizan un flujo continuo de ingresos.

Por otra parte, tienen a más de 50 millones de personas que ya han pagado por el juego expectantes por ver qué sacan, y eso sin contar las que aún no lo tienen o juegan una versión pirata. Esto es una ventaja con lo que pocos MMO han podido contar. Si saben gestionar bien el juego y el modelo de ingresos la jugada puede ser maestra.

Y, visto así, ¿tiene ahora sentido que hayan dicho que Minecraft seguirá siendo multiplataforma? Más incluso del que parece. Un MMO vive de sus jugadores. Si los jugadores no llegan o se van, por bueno que pueda ser el juego, está condenado. Pero el hecho de mantener Minecraft multiplataforma no sólo asegura más clientes y, por tanto, más beneficios; asegura tener un juego clave en las plataformas de la competencia. No es casualidad que Microsoft posea un buen pellizco de acciones de Apple, o una buena parte de las patentes de Android. Como en un casino, la banca siempre gana.

"Sólo" necesitaban una IP potente y el público, y eso precisamente es lo que creo que puede costar los 2500 millones de dólares que han pagado.

viernes, 17 de enero de 2014

Sobre la privacidad en Google

WordPress, Blogger y, desde hace algún tiempo, Tumblr son las elecciones obvias para cualquiera que se quiera iniciar en el mundo del blogging. Yo hasta ahora he venido utilizando Blogger, donde Google se encarga de facilitarte muchas cosas: Temas por defecto, facilidad para configurarlo, temas por defecto, adaptación a móviles, editores online para escribir tus entradas directamente y un largo etc.

Además de todo esto es "gratis", en el sentido de que no tienes que pagar dinero por usarlo. Si hablamos de privacidad ya es otro tema. Como dijo algún sabio: "Si algo es gratis, el producto eres tú". Aunque con matices, esta frase ha demostrado ser cierta en muchas ocasiones, y en el mundo del software como servicio ni te cuento.

Sin embargo, el caso de Google ya lleva tiempo que pasó de castaño oscuro. El cierre de Google Reader puso en evidencia por un lado una de las debilidades de los servicios online: si al desarrollador no le sale a cuenta seguir con el servicio, te quedas sin nada. Por otra parte, fue una muestra más de que Google es una empresa de publicidad y que lo que quiere es lucrarse con ello. El buscador es una excusa para ello, GMail es otra, YouTube más de lo mismo y así podríamos seguir. Reader obviamente no era tan interesante: no sólo es una aplicación dirigida a un target de corte más técnico, sino que no es tan fácil de monetizar como las aplicaciones que he nombrado antes.

Con esto no quiero decir que estas aplicaciones (y casi todas las de Google) sean malas ni nada por el estilo. De hecho, tienen que ser no sólo buenas, sino muy buenas para conseguir que todo el mundo las use. Al fin y al cabo el gran poder de Google es que sabe muchas cosas sobre nosotros, con lo que puede dirigirnos una publicidad mucho más específica.

Alguno quizá esté pensando que exagero, veamos un ejemplo: mediante Google Calendar, que resulta muy conveniente para sincronizar toda nuestra agenda, se puede tener acceso a, por ejemplo, si vamos al médico, con quién hemos quedado, reuniones, etc (por no hablar de que también se sabe desde dónde se ha enviado el mensaje o cuándo), mediante GMail se pueden ver nuestros contactos, cuándo solemos conectarnos, si solemos escribir o no, cuándo solemos escribir, cuánto tardamos, desde dónde escribimos y así podríamos seguir.

Recuerdo hace tiempo, en el segundo año de carrera, cuando un profesor mencionó de pasada el historial de Google o, dicho de otra manera, el registro que tenía Google de todas las búsquedas que había hecho desde 2008. De hecho, acabo de acceder y puedo saber que el 30 de Julio de ese año, a las 11:32 de la mañana accedí a una página sobre teoría de autómatas, seguramente para preparme el correspondiente examen. Curiosamente, no todo el mundo sabe que este historial existe, ya que no es algo publicitado o accesible desde la página de Google. Desde entonces ha llovido mucho, y Google ya tiene su propio navegador, sus propios portátiles, y sus dos grandes apuestas de presente y de futuro: Android y Google+.

El crecimiento de Android ha sido algo espectacular y su filosofía "libre" (nótense las comillas) es algo digno de admiración en comparación a Apple y Microsoft. Android ha permitido que los Smartphones pasasen de ser algo elitista a algo completamente común.

Pongo comillas a libre, porque aunque el núcleo de Android (que viene siendo Linux con una máquina virtual de Java y librerías en C/C++ por encima) sea libre, no pasa lo mismo con las Google Apps (GMail, Chrome, Maps y Play principalmente, aunque hay bastantes más), que vienen por defecto en la mayoría de Smartphones. Además, y por muy libre que sea, se ha demostrado que lo importante no es el sistema, sino las aplicaciones (véase Windows Phone, Meego, FirefoxOS, Tizen...). Al final, el que sea libre o no, no tiene tanta relevancia como pudiera parecer: o te ciñes a unas directrices, o adios tienda de aplicaciones y Google Apps, o lo que es lo mismo, adios a intentar conseguir ventas con ese terminal. Dicho esto, prefiero mil veces que el sistema sea libre a que no lo sea, pero continuemos...

Con Android, Google ha conseguido básicamente una plataforma tanto para recoger datos como para mostrar publicidad que llevamos siempre encima y siempre encendida y conectada. Si aún había alguna duda sobre esto, Google Now debería despejarla. Como ejemplo, un compañero de trabajo tenía conectado el GPS en el Nexus 5 e iba a introducir una ruta. El propio Maps se encargó de sugerirle la ruta que él pensaba tomar (hacia su casa) pero también una ruta alternativa que curiosamente llevaba hasta casa de su novia y que, a diferencia de la anterior, era a pie, que era como solía ir mi compañero. ¿Cómo se supone que sabía Google todo esto? Pensando mal, cualquiera diría que el móvil registraba cuándo y dónde se movía y la velocidad a la que iba, y apostaría a que si éste seguimiento fuera desactivable, no vendría desactivado por defecto y tendrías que acceder a algún menú recóndito para desactivarlo.

Ésta anécdota es sólo un ejemplo pero conviene recordar, aunque muchos no lo tengan todavía asumido, que en el bolsillo llevamos un ordenador con GPS, conexión a Internet permanente, micrófono, cámara y multitud de sensores. Resulta curioso como el modelo sandbox de seguridad de Android nos pide permisos para acceder a estos sensores o a diversas características del teléfono a la hora de instalar una aplicacion (una idea genial por otra parte, que ya podían implementar los sistemas operativos de sobremesa), pero podemos comprar una aplicación desde nuestro PC e inmediatamente y de forma transparente se descarga e instala en nuestro móvil. Básicamente, cualquier persona que conozca o descifre nuestra contraseña de Google puede instalarnos cualquier aplicación de Google Play sin que nos enteremos y sin necesidad de acceder a nuestro dispositivo (y luego nos escandalizaremos con el espionaje de la NSA).

La otra gran apuesta de Google es su red social Google+, lo cual tiene su lógica. No se me ocurre mejor manera de recopilar información de los usuarios que controlar una red social dominante (bueno, sí, Android, pero eso YA lo han hecho). Google+ puede ser una fuente de información (y de ingresos) brutal para Google, pero para ello necesitan que crezca y que se use, algo bastante complicado cuando tienes a Facebook como rey indiscutible.

¿Y cómo conseguir que los usuarios se cambien a otra red? Al principio pudieron pensar que añadir características únicas, como los círculos o los hangouts podrían inclinar la balanza a su favor. No sé si tuvieron éxito (aunque no se puede negar que fuesen buenas ideas) pero si lo tuvieron sin duda no fue suficiente, porque pronto pasaron a técnicas bastante más coercitivas.

Comenzaron promocionando Google+ en la página principal del buscador, siguieron activándolo por defecto en las nuevas cuentas de Google, activándolo por defecto en Android, instalando por defecto la aplicación oficial en Android (que además no se puede desinstalar como las aplicaciones normales, hay que hacerse root) y preguntándote en cualquiera de los servicios de Google si querías entrar. La red social sufrió un empujón importante, aunque las noticias decían que el tiempo de uso de la red era bastante reducido, algo normal por otra parte si "obligas" a registrarse a gente que no está interesada.

Google+ ya tenía usuarios, pero necesitaba contenido, ¿cómo conseguirlo? Pues qué mejor manera que forzar a los usuarios de la tienda de aplicaciones de Android a que usen su perfil de Google+ (con su nombre y apellidos reales) para evaluar cualquier aplicación u opinar sobre la misma. Da igual que sea una técnica rastrera: por una parte tenemos más contenido en la red social y por otro, Google puede usar esas opiniones para ponerles a tus amigos un bonito recuadro de publicidad donde puedan ver que tú recomiendas tal o cual aplicación, consiguiendo una publicidad mucho más directa y efectiva que mostrar un simple anuncio, por muy relacionado que esté con tus intereses. De paso, vamos a obligar también la necesidad de una cuenta de Google+ para comentar en Youtube, porque aunque llevamos años intentando que la gente vincule la cuenta de Youtube con nuestra red social y use su nombre completo, todavía hay algunos usuarios cabezones que no pasan por el aro...

La última fue hace unos días,  cuando Google introdujo la posibilidad de que los usuarios de Google+ puedan enviar correos electrónicos sin saber tu dirección, directamente usando tu nombre de usuario de Google+ y, para variar, activado por defecto y sin notificarlo al usuario, que para eso estamos en la nube.

No sé si todos estos cambios han servido para conseguir los objetivos de Google, del mismo modo sé que a la mayoría de la gente todo esto le da exactamente igual o, si no le da, prefiere la practicidad a la privacidad. Yo mismo uso Google, GMail, Android, Youtube o, mismamente, Blogger (aunque ésto último seguramente cambie más pronto que tarde). Lo que sí se es que hace años que el "don't be evil" es papel mojado y que, aunque sigamos usando sus servicios, no está de más saber qué está pasando con nuestros datos, porqué está pasando y qué podemos esperar en un futuro.

No creo que ellos vayan a molestarse en explicarlo.